Es una grasa amarillenta esencial para la vida. Sin embargo, cuando aumenta su cantidad en la sangre se convierte en una anomalía seria. Aunque se produce en el hígado, cerca de veinte a treinta por ciento vienen de lo que comemos.
Por ello es importante vigilar nuestroa alimentos.
Además, de una dieta alta en grasas saturadas, el colestero puede ser provocado por cirrosis hepática, diabetes mellitus no controlada, desorden de la glándula tiroidea, falla renal o por una condición hereditaria.
Para poder comprender el concepto y mecanismo del colesterol, es necesario saber que existen dos grasas mayores en la sangre:
El tratamiento para vencer el colesterol comienza con un cambio en los hábitos de vida, el seguimiento de una dieta adecuada y la práctica de ejercicio físico de forma regular.
El papel de la alimentación es fundamental en el control del riesgo cardiovascular. En estudios publicados se ha identificado la relación entre el porcentaje de grasa saturada de la alimentación y el incremento de riesgo cardiovascular. Por todo ello, la dieta es una herramienta terapéutica en la prevención y en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares.
Para prevenir la hipercolesterolemia o reducir los niveles de colesterol en sangre, se debe seguir una alimentación equilibrada baja en grasas saturadas y colesterol.
Aumentar el consumo de fibras vegetales, en particular la "fibra soluble". Ésta se une a las grasas y las elimina por heces. Entre las fuentes ricas en fibra soluble destaca: legumbres, avena, cebada, arroz integral y algunas frutas (la piel de la manzana contiene pectina, un tipo de fibra soluble)
Se recomienda consumir legumbres un mínimo de 2 días a la semana.
Consumir a diario 2-3 raciones de fruta. Se recomiendan enteras, sin pelar (para aprovechar mejor la fibra).
Aumentar el consumo de cereales integrales (pan integral o tostadas integrales, arroz integral, cereales de desayuno integrales,...)
Los aceites vegetales, en especial: el aceite de oliva virgen, de onagra y de borraja. Reducen el colesterol LDL en sangre
Consumir un mínimo de 2-3 días a la semana pescado azul (anchoa, sardina, salmón, atún,...). Contienen un tipo de grasa llamada omega-3 que aumenta el colesterol HDL y reduce el LDL.
Se recomienda aumentar el consumo de pescado y disminuir el de carne.
Se puede consumir 4 huevos a la semana pero no más de una yema al día.
Se recomienda el consumo moderado de frutos secos crudos. Son fuentes ricas en grasas insaturadas o cardiosaludables que reducen el colesterol en sangre. No se debe sobrepasar la cantidad recomendada, ya que más de la mitad de su peso son grasas y como tal son muy calóricos y de difícil digestión. Una ración equivale a 30gr.
Elegir preferiblemente las carnes más magras (pollo y pavo sin piel, conejo, ternera magra, solomillo de buey, lomo de cerdo, caballo, perdiz, codorniz...) y quitar la grasa visible antes de su cocinado para evitar un exceso de grasa saturada.
Se recomienda desgrasar los caldos de carne y ave en frío.
Evitar las preparaciones culinarias excesivamente grasas como guisos, estofados, frituras y rebozados. Se aconseja utilizar la plancha, asado, horno, papillote, vapor, hervido o escalfado, por utilizar menos grasas.
Moderar el consumo de alcohol y aumentar la ingesta de agua. Mínimo 1.5 litros diarios.