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El agua forma parte de los fluidos de nuestro cuerpo (orina, sudor, heces, jugos digestivos, saliva, lágrimas, etc.), pero además es necesaria para que las células de nuestro organismo funcionen con normalidad.
Pero también debemos saber que el agua no sólo la obtenemos bebiéndola, sino a través de todos los alimentos que la contienen, especialmente las frutas y las verduras.
La mala hidratación conlleva una disminución de la concentración, del rendimiento físico, de la memoria a corto plazo y un aumento del cansancio. La deshidratación aumenta también el esfuerzo cardiovascular. Las aguas minerales son puras en origen de elementos químicos y de microb
hidratación diaria es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Para un adulto sano una deshidratación del 2,8% del peso corporal por exposición al calor o tras un ejercicio fuerte, conlleva una disminución de la concentración, del rendimiento físico, de la memoria a corto plazo, un aumento del cansancio, cefaleas, así como reducción del tiempo de respuesta. En España hay más de cien variedades: de mineralización débil, fuerte, ricas en calcio, fluoradas…Así lo explica el Instituto de Investigación Agua y Salud, que recuerda que debido a que la deshidratación aumenta también el esfuerzo cardiovascular, cuando se superan cifras de deshidratación del 10% del peso corporal total, es imprescindible recibir asistencia médica adecuada para permitir la recuperació
. En ese sentido, las aguas minerales naturales, puras y ricas en minerales y oligoelementos, son muy recomendables para una correcta hidratación.
Todas son puras en origen tanto de elementos químicos como de microbios. Pero su composición mineral varía en función del tipo de roca por donde se filtra y del tiempo, profundidad y temperatura durante su recorrido por el subsuelo. Las hay de mineralización débil o fuerte, ricas en calcio, bicarbonatadas alcalinas, fluoradas… Más de cien variedades distintas en España. Todas ellas se envasan a pie de manantial con procesos que evitan su contaminación. Además, su composición se mantiene inalterable y se puede consultar en las etiquetas de los envases, eligiendo aquella que se ajusta más a nuestras necesidades.
En general, se recomienda beber entre un litro y medio y dos litros diarios, es decir, entre 6 y 8 vasos. Con estos consejos que te ofrecemos a continuación verás como no es tan difícil.
Pero también hay que tener en cuenta cada situación. No es lo mismo en invierno que en verano, si hacemos ejercicio físico o una vida más sedentaria, etc.
Puedes empezar a aumentar la cantidad de manera gradual, por ejemplo bebiendo medio vaso más cada dos o tres días, y así hasta llegar a los 8. Mientras lo hagas irás viendo cambios en tu salud. Posiblemente tendrás más energía, mejorará el estado de tu piel, sudarás más, etc. Es decir, ayudarás a que tu cuerpo elimine mejor las toxinas y por lo tanto esté más limpio y vital.